MI QUERIDA ABUELA NORMA

Luego de fallecer mi madre y su pareja en ese accidente, mi abuela era todo para mi. La Abu me dejaba estar vestida como chica dentro de la casa, es mas, a partir de que me fui a vivir con ella a los 14 años, iba conmigo a la tienda y me ayudaba a comprar ropa de mujer y hasta me sugería las bragas y los sostenes mas sexies a pesar de que en aquellos años yo no tenia pechos pero usaba rellenos. Otras de los buenos consejos que pude tomar de ella era el interés y la prioridad que debería darle a los estudios para lograr sortear algunos obstáculos que la vida me pondría por ser trans. Me repetía "con un titulo universitario a pesar de ser trans el sistema quizás te de alguna oportunidad que no tendrías sin un titulo". La escuela secundaria fue todo un desafío porque el bullying estaba presente en todo momento, no obstante con la ayuda de algunas chicas y compañeros mas abiertos de mente pude estudiar y hasta llegue a tener el segundo mejor promedio de la escuela, sabia perfectamente que esa era una herramienta fundamental para no terminar en la calle prostituyéndome como la mayoría de las chicas trans. Desde lo personal mi cuerpo estaba cambiando y naturalmente tomando formas femeninas. Comencé clases de gym y gracias a la gimnasia localizada pude desarrollar buenos contornos. A la escuela iba vestida como chico pero llegaba a casa y corría a mi habitación a maquillarme y a ponerme ropa de chica, aunque a pesar de llevar ropa holgada que me daba cierto aire masculino, debajo del pantalón llevaba secretamente una tanga, eso era innegociable. Mi grupo selecto de amigos eran casi todas chicas, excepto dos chicos varones que eran hijos de matrimonios igualitarios y tenían conciencia del tema. Mi cuarto y el enorme espejo del placard eran mi reino, mi lugar en el mundo, allí soñaba, me pasaba horas mirando mi cuerpo, mis curvas, sacándome fotos, probándome ropa, maquillándome, masturbándome, subiendo a unos hermosos tacos que me había regalado una amiga de la escuela. Allí también descargaba el clamor de mis hormonas que pedían sexo cada vez que me mostraba delante del espejo. Deseaba salir a la calle vestida de chica pero sabia que no era el momento y además le había prometido a la abuela que iba a ser así, solo dentro de casa. Otro duro golpe me iba a dar la vida, a la abu Norma le diagnosticaron una grave enfermedad. Días antes de internarse se apareció en casa con un chico muy apuesto y sexy de unos 33 años y las palabras de la Abu me dejaron tildada.

-Te presento a tu padre-





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